La hemodiálisis, al igual que cualquier actividad sanitaria, consume recursos y genera residuos. El grupo de Trabajo Científico de la Fundación Renal Española ha publicado un artículo en Clinical Kidney Journal que investiga los factores que influyen en el consumo de agua y energía de los centros de hemodiálisis y cuáles son las pequeñas acciones que pueden ayudar a reducir el impacto ambiental, un tema de importancia en una fecha tan señalada como el Día Mundial del Agua que se celebra el sábado 22 de marzo.
El primer paso hacia la sostenibilidad, ha sido medir el impacto ambiental de la actividad de 20 centros de hemodiálisis durante 5 años a través de tres indicadores básicos: el consumo de energía, el consumo de agua y la generación de residuos. Adicionalmente, se ha estudiado cómo esta huella ecológica se ve influenciada por otros factores como el tamaño del centro, los días de apertura, la ubicación geográfica, el tipo de planta de agua y la desinfección que en ella se practica, las modalidades de diálisis que se realizan y los cambios de estación. El estudio también refleja cómo las acciones correctivas implementadas han surtido efecto a lo largo del tiempo.
Los resultados de este estudio multicéntrico sugieren el camino a seguir para que, con pequeños gestos se consigan grandes acciones, que logren poco a poco que la hemodiálisis sea una actividad más amable con el medio ambiente. En cuanto al consumo promedio de agua y energía por sesión de diálisis, se observó que este fue menor en los centros grandes, así como en aquellos que abren a diario, frente a los que lo hacen tres veces por semana. Del mismo modo, la instalación de plantas de agua con tecnología eficiente es crucial para optimizar el consumo de agua, pudiendo reducir hasta un 20% la generación de agua residual. Reducir el consumo de agua en un centro también es posible al optimizar la prescripción de diálisis con hemofiltración en línea ajustando el flujo. La estacionalidad, que depende de la región geográfica, también influye en el consumo de agua y energía. Al individualizar, mejorar los sistemas climáticos, e invertir en aislamiento adecuado, se puede optimizar la eficiencia energética.
La hemodiálisis genera entre 1,5kg y 8kg de residuos por sesión, siendo un 38% plástico aproximadamente. En esta investigación, se identificaron acciones que permiten reducir los residuos plásticos y peligrosos como el uso de bolsas flexibles de concentrado ácido, líquido necesario para dializar, o el empleo de concentrado ácido centralizado en grandes cubas, que permite reducir la generación de residuos plásticos en un 61,6% y un 65,1% respectivamente. Además, cambiar de ácido peracético a ácido cítrico para la desinfección, reduce los residuos químicos en un 62.6%, aunque se necesita más investigación sobre este asunto.
Finalmente, el personal de los centros de diálisis debe estar capacitado y formado para tener como objetivo principal de gestión la reducción y la correcta segregación de los residuos, siguiendo la regla de las 5R: reducir, reutilizar, reciclar, repensar e investigar (del inglés: reduce, reuse, recycle, rethink and research).
