Los riñones son dos órganos localizados en la parte posterior del abdomen, a cada lado de la columna vertebral. Cada uno de ellos tiene aproximadamente un millón de unidades funcionales que se llaman nefronas y que son auténticos laboratorios que se encargan de depurar la sangre del cuerpo y mantenerla en perfecto estado, de forma que se elimine todo lo que sobre y no se pierda o se filtre todo aquello que sea útil para que el cuerpo funcione de forma adecuada. Además, regulan el exceso de líquido. Su producto final es la orina que viajará a través de los uréteres hacia la vejiga, donde se almacenará hasta que se orine.

Los riñones pueden considerarse una “depuradora” de la sangre. Por esta razón tienen muchas arterias y muchas venas, por lo que todo lo que lesione las arterias como puede ser la arteriosclerosis, dañará también a los riñones.

Las principales funciones de los riñones son:

  • Filtrar la sangre, eliminando las toxinas que se producen en el cuerpo como consecuencia del funcionamiento de todas las células, o los medicamentos que se administran para cualquier enfermedad.
  • Mantener el equilibrio ácido-base e hidroelectrolítico, necesarios para mantener el pH y la cantidad de agua y sales que el cuerpo necesita (sodio, potasio y fósforo, entre otros).
  • Producir hormonas:
    • la eritropoyetina necesaria para la producción de glóbulos rojos de la sangre, y evitar la anemia.
    • La forma activa de la vitamina D que regula el metabolismo del calcio (esencial para la función adecuada de los huesos)
    • La renina que regula la presión arterial

La Enfermedad Renal Crónica (ERC) es la consecuencia de muchas enfermedades que pueden afectar a la estructura o a la función de los riñones y que se caracteriza por el deterioro progresivo de sus funciones. Si la ERC empeora mucho pueden aparecer síntomas y complicaciones.

Otro término que se utiliza para describir esta enfermedad es el de Insuficiencia Renal Crónica, aunque los expertos han consensuado que resulta más apropiado el término Enfermedad Renal Crónica.

Por tanto, una persona tiene Enfermedad Renal Crónica si, durante más de tres meses ocurren alguna (o las dos) de estas situaciones:

  • La función de los riñones está disminuida. Significa que el filtrado glomerular (capacidad para filtrar la sangre) está alterado. Si el valor normal está entre 80 y 120 ml/min/1.73m2, se considera enfermedad renal si el filtrado glomerular es inferior a 60 ml/min/1.73m2.
  • O bien hay alteraciones estructurales renales persistentes. Fundamentalmente proteinuria. Las proteínas son elementos importantes de la sangre, y no deben perderse por el riñón. Si aparece proteinuria o albuminuria y se mantienen en el tiempo, se tiene ERC.

Es por ello por lo que la ERC se clasifica en cinco estadios en función de estos dos parámetros: El filtrado glomerular y la presencia de proteínas en la orina: Albuminuria

  • Estadio uno (G1): Daño renal estructural (albuminuria) con filtrado glomerular normal, >/= a 90 ml/min/1.73m2, (suele ser asintomática)
  • Estadio dos (G2): Daño renal con filtrado glomerular levemente alterado de 60-90 ml/min/1.73m2, (suele ser valorada con analíticas de control y valoración por su médico de atención primaria)
  • Estadio tres (G3): Filtrado glomerular moderadamente deprimido de 30-59 ml/min/1.73m2, ésta a su vez se subclasifica en estadios: 3A y 3B, de 59-45 ml/min/1.73 m2 el estadio 3A y de 44-30 ml/min/1.73m2 el estadio 3B.
  • Estadio cuatro (G4): Filtrado glomerular gravemente deprimido de 29-15 ml/min/1.73m2, este caso puede presentar sintomatología y debe ser valorado por un nefrólogo.
  • Estadio cinco (G5): Fallo renal terminal, con < de 15 ml/min/1.73m2 de filtrado glomerular, presentando importantes síntomas y con la necesidad de iniciar tratamiento sustitutivo renal.

Cada estadio se subclasifica en 3 (A1, A2, A3) en función de si existe albuminuria y su cantidad.

Fuente: Nefrologia 2014;34(3):302-16

Sí. Al menos el 10% de la población mayor de 18 años en España tiene ERC. Y muchos de ellos están sin diagnosticar, por lo que es importante definir qué personas tienen más riesgo de desarrollar ERC para estudiarlas con unas sencillas pruebas.

La ERC es ya una epidemia mundial que afecta al menos al 10% de la población. La incidencia aumenta con la edad, siendo de un 20% en personas mayores de 60 años y de un 35% en mayores de 70 años.

Según un estudio de la Universidad de Erlangen en Alemania publicado por la revista The Lancet, el porcentaje aumenta entre los pacientes con diabetes o enfermedad cardiovascular llegando a alcanzar el 50%. Entre la población más joven el porcentaje desciende a un 4%, es decir, 1 de cada 25 adultos jóvenes de entre 20 y 39 años tiene IRC.

Según este mismo estudio las personas de raza negra tienen el doble de posibilidades de padecer ERC que las personas de raza blanca. Por países Estados Unidos, Taiwán, Portugal, Japón y Bélgica están a la cabeza.

En España casi 5 millones de personas, un 10% de la población, padece ERC y son más de 60.000 los pacientes que necesitan tratamiento renal sustitutivo mediante diálisis o trasplante

Se sabe que hay una serie de factores que predisponen al desarrollo de ERC, fundamentalmente la edad (> 65 años), la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la obesidad. Es en estas personas en las que habrá que hacer cribado periódico de ERC para su detección precoz, porque cuanto antes se detecte más oportunidades hay para que se controle.

Fuente: Documento Marco sobre ERC dentro de la estrategia de abordaje de la Cronicidad en el SNS. Ministerio de Sanidad

Los riñones están constituidos en su mayor parte por vasos sanguíneos. Son dos grandes “ovillos” de arterias y venas, por lo que todo lo que afecte a las arterias va a afectar directa o indirectamente a la estructura y a la función de los riñones. Por ello, tanto la diabetes mellitus como la hipertensión arterial representan las principales causas de ERC.

Además de la diabetes y la hipertensión arterial, hay muchas otras enfermedades/fármacos/tóxicos que pueden dañar a los riñones. A modo de ejemplo y sólo resaltando las más frecuentes:

  • Diabetes mellitus (más del 20%)
  • Hipertensión arterial
  • Medicamentos que afecten al riñón (por ejemplo: nefritis intersticial crónica, producida mayormente por antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno y el diclofenaco y algunos antibióticos entre otros medicamentos)
  • Enfermedades renales adquiridas o hereditarias (por ejemplo, glomerulonefritis o poliquistosis renal en más del 20%)
  • Ateroesclerosis (depósito de materias grasas, como el colesterol, en el interior de las arterias, en más del 15%)
  • Enfermedades hereditarias sistémicas con afectación renal
  • Infecciones ya sea de la vía urinaria, del riñón o sistémicas que afecten al riñón (por ejemplo: pielonefritis)
  • Traumatismos, tumores
  • Cálculos de la vía urinaria

La ERC es una enfermedad que se desarrolla lentamente y que inicialmente pasa desapercibida ya que no suele presentar ningún síntoma. Es importante su detección en los estadios iniciales, para ello las personas de riesgo ya indicadas deben realizarse chequeos periódicos de la función renal mediante pruebas sencillas que se pueden hacer en el centro de salud.

  • Un análisis de sangre para la determinación del filtrado glomerular. El valor de este filtrado viene a representar aproximadamente el porcentaje de función renal que se tiene.
  • Un análisis de orina para valorar el sedimento urinario y descartar la pérdida de proteínas (albuminuria) que puede derivar en daño renal.
  • También resulta de utilidad una Ecografía de los riñones y de la vejiga para diagnosticar problemas estructurales y obstrucciones, además de confirmar la existencia de dos riñones, ya que existen pacientes con un solo riñón que puede ser congénito o adquirido.

La evaluación por su médico, junto a los resultados de éstas pruebas en relación a otros factores como los antecedentes familiares, los factores de riesgo cardiovascular, además de la edad, la raza, el sexo y el peso corporal, nos determinan el riesgo de padecer una enfermedad renal.

Introduce tus datos y obtendrás una estimación del filtrado glomerular (función renal). No es una prueba concluyente, para un diagnóstico definitivo consulta a tu médico.

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El valor del resultado de la prueba es orientativo y no debe considerarse definitivo como para diagnosticar por sí sólo algún grado de insuficiencia renal. En caso de duda o de valores bajos, sería recomendable acudir a su médico de atención primaria para un análisis más exhaustivo incluso su derivación a la consulta de Nefrología.

Para diagnosticar y clasificar adecuadamente la ERC se necesita no solo estimar la función renal a través de la determinación de creatinina, sino, además, la cuantificación de la albúminuria en una muestra de orina.

  • Estadio uno (G1): Daño renal estructural (albuminuria) con filtrado glomerular normal, >/= a 90 ml/min/1.73m2, (suele ser asintomática)
  • Estadio dos (G2): Daño renal con filtrado glomerular levemente alterado de 60-90 ml/min/1.73m2, (suele ser valorada con analíticas de control y valoración por su médico de atención primaria)
  • Estadio tres (G3): Filtrado glomerular moderadamente deprimido de 30-59 ml/min/1.73m2, ésta a su vez se subclasifica en estadios: 3A y 3B, de 59-45 ml/min/1.73 m2 el estadio 3A y de 44-30 ml/min/1.73m2 el estadio 3B.
  • Estadio cuatro (G4): Filtrado glomerular gravemente deprimido de 29-15 ml/min/1.73m2, este caso puede presentar sintomatología y debe ser valorado por un nefrólogo.
  • Estadio cinco (G5): Fallo renal terminal, con < de 15 ml/min/1.73m2 de filtrado glomerular, presentando importantes síntomas y con la necesidad de iniciar tratamiento sustitutivo renal.

La ERC es una enfermedad que se desarrolla lentamente y que inicialmente pasa desapercibida ya que no suele presentar ningún síntoma. Su tendencia es a empeorar en el tiempo, por lo que es importante su detección en los estadios iniciales, para ello las personas de riesgo deben realizarse chequeos periódicos de la función renal. Cuanto antes se actúe más probabilidad hay de controlar y parar la evolución de la enfermedad (ver apartado prevención)

Progresión de la ERC y riesgo de complicaciones

Modificado de: Levey AS, et al. Lancet 2012; 379: 165-80

Tener ERC implica dos grandes riesgos, ambos asumibles y tratables:

  • Riesgo de que la ERC progrese hasta el tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante)
  • Riesgo cardiovascular elevado. Tanto la pérdida de filtrado glomerular como la albuminuria son factores de riesgo cardiovascular. Es por ello por lo que en el paciente renal se insiste mucho en el control de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales (tabaquismo, hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, obesidad)

La mayoría de las personas con ERC no presentarán síntomas hasta que la enfermedad renal está ya muy avanzada (ERCA – Enfermedad Renal Crónica Avanzada), habitualmente con filtrados glomerulares < 30 ml/min/1.73m2.  Los síntomas que pueden aparecer en estas fases avanzadas de enfermedad renal son:

  • Poliuria (orinar muchas veces) y nicturia (levantarse varias veces por la noche para orinar.
  • Cansancio
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Pérdida del apetito
  • Pérdida de peso
  • Cefalea (dolor de cabeza)
  • Insomnio
  • Entumecimiento o dolores musculares en brazos y/o piernas
  • Picores (prurito)
  • Visión borrosa
  • Problemas de corazón
  • Anemia y desnutrición
  • Edema en párpados y piernas (retención de líquidos)
  • Osteodistrofia (descalcificación y fragilidad de los huesos

Estos síntomas son consecuencia de la incapacidad de los riñones para cumplir con sus funciones tanto depurativas de la sangre como de control hormonal a través de hormonas que intervienen en la síntesis de glóbulos rojos, en el metabolismo óseo y vascular, e incluso en el envejecimiento.

Como se comenta en otro apartado es importante detectar la ERC en los estadios iniciales, para ello las personas de riesgo deben realizarse chequeos periódicos del filtrado glomerular y de la albúmina en la orina.

La estrecha relación entre corazón y riñón justifica que todo lo que es saludable para el corazón lo será para el riñón y viceversa. Las principales recomendaciones que se pueden hacer para garantizar una adecuada salud renal son:

Si ya hay ERC, hay muchas opciones terapéuticas, más eficaces cuanto antes se instauren en el curso evolutivo de la ERC. De forma resumida:

  • Tratar la enfermedad causante de la ERC (diabetes, hipertensión arterial, enfermedades renales de origen inmunológico, entre otros)
  • Controlar bien todos los factores de riesgo cardiovascular
  • Disminuir la proteinuria, si ésta existe, ya que es el principal factor que contribuye a que los riñones se deterioren.
  • Evitar la automedicación y ajustar cualquier fármaco al grado de afectación renal que exista. La mayoría de los fármacos se eliminan por el riñón, por lo que, si hay ERC, especialmente con filtrados glomerulares inferiores a 50 ml/min, puede aumentar la toxicidad de los fármacos o, en caso de que sean tóxicos para los riñones, incrementar esta nefrotoxicidad.

Si la ERC está ya muy avanzada (estadios 4 y 5), el objetivo principal no es tanto parar la evolución de la enfermedad renal sino evitar la aparición de síntomas asociados a la enfermedad renal y preparar al paciente para las distintas opciones de terapia sustitutiva renal en caso de que fueran necesarias. Este tratamiento se coordina por el nefrólogo a través de las consultas de Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA)

Más información en el Documento de Consenso para la detección y manejo de la enfermedad renal crónica suscrito por 10 sociedades científicas

La enfermedad siempre supone un cambio negativo e inesperado en nuestras vidas para el que no estamos preparados, y en el caso de la ERC este cambio es estable y permanente.  Aunque se trata de un trastorno orgánico, el hecho de tener que someternos a diálisis, afecta en mayor o menor medida a todas las áreas de nuestra vida.

La enfermedad siempre supone un cambio negativo e inesperado en nuestras vidas para el que no estamos preparados, máxime si este cambio es estable y permanente.  Aunque se trata de un trastorno orgánico, el hecho de tener que someternos a diálisis, afecta en mayor o menor medida a todas las áreas de nuestra vida.

Sin duda la entrada en diálisis marca un antes y un después en la vida del enfermo renal, y le obliga, tanto a él como a su familia, a hacer frente a cambios más o menos importantes, que suelen provocar en el paciente ciertas alteraciones emocionales que pueden complicar la evolución de su enfermedad si no son afrontadas adecuadamente. Con el objetivo de reducir el impacto emocional que supone para el enfermo y para su familia iniciar y mantenerse en un programa de hemodiálisis, la Fundación incluyó de forma pionera, la figura del psicólogo en el equipo asistencial.

Nuestra psicóloga Maite Marín, tras hacer un análisis pormenorizado de estos cambios y alteraciones psicológicas, nos ofrece toda una serie de consejos que ayudarán a los enfermos renales a paliar estas alteraciones emocionales y a convivir de la mejor manera posible con su enfermedad. Os invitamos a leer su artículo Ver aquí