QUÉ ES LA IRC

La Insuficiencia Renal Crónica (IRC) es una enfermedad que se caracteriza por el deterioro progresivo de la función renal que tiene como consecuencia que el riñón pierde la capacidad de producir orina, y a su vez de eliminar las toxinas de la sangre, entre otras funciones que son necesarias para la vida.

Se considera que un paciente tiene Insuficiencia Renal Crónica cuando presenta un filtrado glomerular menor al 60ml/min/1,73 m2, resultante de anormalidades estructurales o funcionales del riñón, durante al menos tres meses.

Entre las funciones propias del riñón que son alteradas en la insuficiencia renal están:
· El equilibrio ácido base e hidroelectrolítico, necesarios para mantener el pH y la cantidad de agua y sales que el cuerpo necesita (sodio, potasio y fósforo)
· Eliminación de toxinas.
· Funciones endocrinas, como la producción de la eritropoyetina necesaria para la producción de glóbulos rojos de la sangre, y evitar la anemia.
· Regulación en el metabolismo del calcio (esencial para la función adecuada de los huesos)

Estas son algunas de las sustancias que se acumulan en sangre producto del metabolismo celular y que en el caso de padecer una insuficiencia renal no son eliminadas adecuadamente, y pueden ser nocivos cuando se acumulan en la sangre:

  • Urea
  • Creatinina
  • Nitrógeno Ureico en Sangre (BUN)
  • Sodio (presente en la sal): Favorece la retención de líquidos
  • Potasio (presente en frutas, legumbres y frutos secos): como consecuencia grave entre otras puede producir de forma irreversible parada cardíaca.
  • Fósforo (presente en pan, lácteos y bollería): En exceso produce picores y contribuye a las calcificaciones vasculares.
  • Excesos de agua (provienen fundamentalmente de las bebidas y de las comidas): Incrementa la tensión arterial, y puede derivar en edema agudo pulmonar, que es una entidad grave, donde el pulmón no puede ejercer su función de oxigenar la sangre, por estar ocupado por líquido.

Causas de la IRC

Causas que pueden provocar la Insuficiencia Renal Crónica:

  • Infecciones ya sea de la vía urinaria, del riñón o sistémicas que afecten al riñón (por ejemplo: pielonefritis)
  • Medicamentos que afecten al riñón (por ejemplo: nefritis intersticial crónica, producida mayormente por antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno y el diclofenaco y algunos antibióticos entre otros medicamentos)
  • Traumatismos, tumores
  • Enfermedades renales adquiridas o hereditarias (por ejemplo glomerulonefritis o poliquistosis renal en más del 20%)
  • Diabetes mellitus (más del 20%)
  • Hipertensión arterial
  • Ateroesclerosis (depósito de materias grasas, como el colesterol, en el interior de las arterias, en más del 15%)
  • Enfermedades hereditarias sistémicas con afectación renal
  • Cálculos de la vía urinaria

Incidencia de la enfermedad

Es ya una epidemia mundial que afecta al 10% de la población.

La IRC es ya una epidemia mundial que afecta al 10% de la población. La incidencia aumenta con la edad, siendo de un 20% en personas mayores de 60 años y de un 35% en mayores de 70 años.
Según un estudio de la Universidad de Erlangen en Alemania publicado por la revista The Lancet, el porcentaje aumenta entre los pacientes con diabetes o enfermedad cardiovascular llegando a alcanzar el 50%. Entre la población más joven el porcentaje desciende a un 4%, es decir, 1 de cada 25 adultos jóvenes de entre 20 y 39 años tiene IRC.
Según este mismo estudio las personas de raza negra tienen el doble de posibilidades de padecer IRC que las personas de raza blanca. Por países Estados Unidos, Taiwán, Portugal, Japón y Bélgica están a la cabeza.
En España casi 5 millones de personas, un 10% de la población, padece IRC y son más de 50.000 los pacientes que necesitan tratamiento renal sustitutivo.

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FASES DE LA ENFERMEDAD

Síntomas de la IRC

Los principales indicios de insuficiencia renal crónica avanzada (IRC) se reflejan en alteraciones analíticas, con incremento de urea y electrolitos como el fósforo y el potasio. La retención de líquido corporal puede cursar con edema en piernas (piernas hinchadas) y edema de pulmón (falta de aire).

Cuando los niveles de urea son muy elevados pueden aparecer los siguientes signos y síntomas:

· Cansancio
· Náuseas
· Vómitos
· Pérdida del apetito
· Pérdida de peso
· Cefalea (dolor de cabeza)
· Insomnio
· Entumecimiento o dolores musculares en brazos y/o piernas
· Picores
· Visión borrosa
· Problemas de corazón
· Anemia y desnutrición
· Edema en párpados y piernas (retención de líquidos)
· Osteodistrofia (descalcificación y fragilidad de los huesos)

Evolución de la enfermedad

La enfermedad renal puede ser una enfermedad silente, esto quiere decir, que no da signos o síntomas en sus etapas iniciales, siendo diagnosticada ya en etapas muy avanzadas de la misma, donde existen pocas probabilidades de evitar su progresión.

Se trata además de una enfermedad que generalmente se desarrolla lentamente, con algunas excepciones, presentando así una evolución de años, hasta llegar a un estado terminal, el cual es irreversible, precisando un tratamiento sustitutivo renal, sin el cual sería imposible vivir, tales como la hemodiálisis, la diálisis peritoneal, y el trasplante renal.

La insuficiencia renal se clasifica en cinco estadios:

  • Estadio uno (1): Daño renal estructural con filtrado glomerular normal, >/= a 90 ml/min/1.73m2, (suele ser asintomática)
  • Estadio dos (2): Daño renal con filtrado glomerular levemente alterado de 60-90 ml/min/1.73m2, ( suele ser valorada con analíticas de control y valoración por su médico de atención primaria)
  • Estadio tres (3): Filtrado glomerular moderadamente deprimido de 30-59 ml/min/1.73m2, ésta a su vez se subclasifica en estadios: 3A y 3B, de 59-45 ml/min/1.73 m2 el esadio 3A y de 44-30 ml/min/1.73m2 el estadio 3B.
  • Estadio cuatro (4): Filtrado glomerular gravemente deprimido de 29-15 ml/min/1.73m2, éste caso puede presentar sintomatología y debe ser valorado por un nefrólogo.
  • Estadio cinco (5): Fallo renal terminal, con < de 15 ml/min/1.73m2 de filtrado glomerular, presentando importantes síntomas y con la necesidad de iniciar tratamiento sustitutivo renal.

Prevención de la IRC

Para prevenir la insuficiencia renal es importante llevar un estilo de vida saludable. Los mismos consejos y recomendaciones que nos ayudan a prevenir las enfermedades del corazón nos sirven para cuidar nuestros riñones:

  • Realizar ejercicio físico moderado
  • Nutrición equilibrada
  • Reducir el consumo de sal
  • Evitar el tabaco
  • Evitar la deshidratación (beber lo que se tenga sed, ni más ni menos)
  • Controlar la hipertensión (con su médico de atención primaria)
  • Controlar la diabetes (con su médico de atención primaria y evitar el sobrepeso y la obesidad)
  • Moderar el consumo de antiinflamatorios, evitarlos sobre todo en personas de edad avanzada.

Detección precoz de la IRC

La IRC es una enfermedad que se desarrolla lentamente y que inicialmente pasa desapercibida ya que no suele presentar ningún síntoma. Es importante su detección en los estadios iniciales, para ello las personas de riesgo deben realizarse chequeos periódicos de la función renal mediante pruebas sencillas:

  • Un análisis de sangre para la determinación del filtrado glomerular, que permite medir los niveles de creatinina y urea.
  • Un análisis de orina para valorar el sedimento urinario y descartar la pérdida de proteína microscópica que puede derivar en daño renal.
  • Ecografía para diagnosticar problemas estructurales y obstrucciones, además de confirmar la existencia de dos riñones, ya que existen pacientes con un solo riñón que puede ser congénito o adquirido.
  • El control de la tensión arterial que puede ser causa o consecuencia de la insuficiencia renal.
  • La evaluación por su médico, junto a los resultados de éstas pruebas en relación a otros factores como los antecedentes familiares, los factores de riesgo cardiovascular, además de la edad, la raza, el sexo y el peso corporal, nos determinan el riesgo de padecer una enfermedad renal.

ALTERACIONES EMOCIONALES

La enfermedad siempre supone un cambio negativo e inesperado en nuestras vidas para el que no estamos preparados, y en el caso de la  Enfermedad Renal Crónica este cambio es estable y permanente.  Aunque se trata de un trastorno orgánico, el hecho de tener que someternos a diálisis, afecta en mayor o menor medida a todas las áreas de nuestra vida.

La enfermedad siempre supone un cambio negativo e inesperado en nuestras vidas para el que no estamos preparados, y en el caso de la  este cambio es estable y permanente.  Aunque se trata de un trastorno orgánico, el hecho de tener que someternos a diálisis, afecta en mayor o menor medida a todas las áreas de nuestra vida.

Sin duda la entrada en diálisis marca un antes y un después en la vida del enfermo renal, y le obliga, tanto a él como a su familia, a hacer frente a cambios más o menos importantes, que suelen provocar en el paciente ciertas alteraciones emocionales que pueden complicar la evolución de su enfermedad si no son afrontadas adecuadamente. Con el objetivo de reducir el impacto emocional que supone para el enfermo y para su familia iniciar y mantenerse en un programa de hemodiálisis, la Fundación incluyó de forma pionera, la figura del psicólogo en el equipo asistencial.

Nuestra psicóloga Maite Marín, tras hacer un análisis pormenorizado de estos cambios y alteraciones psicológicas, nos ofrece toda una serie de consejos que ayudarán a los enfermos renales a paliar estas alteraciones emocionales y a convivir de la mejor manera posible con su enfermedad. Os invitamos a leer su artículo Ver aquí