Más de 850 millones de personas en el mundo sufren de enfermedades renales crónicas.
La enfermedad renal crónica (ERC) representa un reto creciente para la salud pública mundial. Se trata de una afección progresiva que compromete la función de los riñones, órganos esenciales encargados de filtrar los desechos de la sangre, regular el equilibrio de líquidos, controlar la presión arterial y producir hormonas que mantienen el buen funcionamiento del organismo.
Una de las características más preocupantes de esta enfermedad es su evolución silenciosa. En muchos casos, puede avanzar durante años sin generar síntomas perceptibles, lo que retrasa su detección y limita las posibilidades de un tratamiento oportuno.