En medio de largas jornadas laborales y estrés, se olvidan de algo esencial: su propia salud
En un día de hospital, entre enfermos, tratamientos y emergencias, pocos se toman el tiempo para reflexionar sobre su propia salud. Sin embargo, existe un oponente silencioso que progresa sin sonar: la enfermedad renal.
Carlos, enfermero con una década de experiencia, casi nunca recuerda beber agua durante sus turnos. “Solo hay tiempo para inhalar, ¿cuándo me pararé a hidrátame?”, comenta mientras coloca una vía intravenosa.
Al igual que él, numerosos profesionales de la salud sufren deshidratación crónica, exposición a agentes nefrotóxicos y tensión laboral. Sin darse cuenta, están afectando la función de un órgano esencial: los riñones.