«Los riñones son especialmente vulnerables durante episodios de calor extremo»: advierte la nefróloga María Vanessa Pérez Gómez

Las olas de calor no solo agotan: también pueden dañar órganos vitales como los riñones. La nefróloga María Vanessa Pérez Gómez alerta sobre un riesgo silencioso que crece con el cambio climático y que aún pasa desapercibido en la salud pública.

En este contexto, la salud renal se perfila como una de las grandes afectadas de un clima cada vez más abrasador. Hablamos con la doctora María Vanessa Pérez Gómez, nefróloga en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, sobre las consecuencias del calor extremo en la función de unos órganos esenciales para el equilibrio del cuerpo. Su preocupación no es infundada: recientes evidencias, como el subanálisis del estudio DAPA-CKD, muestran que los pacientes con enfermedad renal crónica que viven en zonas más cálidas sufren un deterioro acelerado de la función renal. En otras palabras, el calor puede dañar en silencio.

Más allá de los episodios agudos, lo que empieza a alarmar a la comunidad médica es el impacto sostenido de las altas temperaturas en poblaciones vulnerables: personas mayores, niños, pacientes crónicos o trabajadores expuestos al sol durante largas jornadas. Y mientras algunos países intentan adaptarse a la nueva realidad térmica, las políticas de salud pública aún no otorgan a los riñones el protagonismo que merecen en la lucha contra los efectos del cambio climático.

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Muy Interesante: Los riñones son especialmente vulnerables durante episodios de calor extremo