Un sencillo y barato análisis de orina permite retrasar hasta 20 años el deterioro del riñón
El riñón no duele, y pasa desapercibido, pero resulta vital para contar con una buena calidad de vida. Por ello, la enfermedad renal crónica (ERC) se convierte en un enemigo tan invisible como dañino para el organismo, pues mina poco a poco la salud de quien la padece sin apenas dejar huella. Eso sí, cuando da la cara, suele ser demasiado tarde, de ahí que resulte imprescindible detectarla a tiempo. Y esa detección es sencilla y barata gracias a la medición de parámetros como la albúmina en orina, es decir, una sencilla prueba capaz de frenar el desarrollo de esta patología y de revertir el incremento de las enfermedades del riñón.
No es para menos, pues la ERC es una patología en auge, tal y como demuestran las cifras, que resultan cada vez más alarmantes. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), la ERC sigue creciendo en nuestro país, y se estima que afecta ya al 15% de la población (lo que significa más de seis millones de personas), en cualquier estadio de la enfermedad e incluyendo a las personas sin diagnosticar.
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Tal y como asegura el doctor Sánchez, «la albúmina en la orina avisa años antes de que el paciente necesite diálisis y la clave es que resulta algo sencillo y muy asequible, ya que basta un análisis sencillo para cambiar la historia clínica y vital de esa persona. Con esta detección y tratamiento temprano del deterioro de la función renal se puede retrasar hasta en 20 años el ingreso en diálisis o trasplante», confirma el presidente de la SEN, quien recuerda que «estudios recientes demuestran que una reducción del 30% en los niveles de albúmina implica una disminución proporcional del riesgo de insuficiencia renal y de eventos cardiovasculares».