El ejercicio físico, cuando se realiza de manera adecuada, puede ser un aliado importante para la salud renal, pero prácticas inadecuadas como no calentar, excederse en la intensidad o descuidar la hidratación pueden derivar en complicaciones graves, incluso en personas jóvenes y saludables.
El ejercicio mal ejecutado o excesivo puede tener efectos adversos graves. Una de las complicaciones más serias es la rabdomiólisis inducida por ejercicio, una condición en la que las fibras musculares se rompen y liberan mioglobina, una proteína que puede ser tóxica para los riñones.
Esta situación puede derivar en insuficiencia renal aguda si no se trata a tiempo. Entre los síntomas de la rabdomiólisis se encuentran dolor muscular intenso, debilidad extrema, fatiga y orina de color oscuro.