Las células madre están abriendo una frontera prometedora en el tratamiento de la enfermedad renal terminal. Más de 4 millones de personas en todo el mundo dependen de la hemodiálisis, donde una máquina se encarga de filtrar los desechos de la sangre. Para que este proceso sea viable, los pacientes se someten a una cirugía para crear una fístula arteriovenosa (FAV), que conecta una arteria con una vena en el brazo, facilitando el flujo sanguíneo durante el tratamiento.Sin embargo, esta solución crucial se enfrenta a un obstáculo común y frustrante: en aproximadamente el 60% de los casos, la FAV no funciona debido al estrechamiento de la vena.

El poder antinflamatorio de las células mesenquimales

La investigación, publicada en Science Translational Medicine, se centró en el uso de células madre derivadas de la propia grasa de los pacientes. Los científicos descubrieron que el trasplante de estas células madre en la vena ayudó con frecuencia a prevenir la inflamación y el estrechamiento venoso.

Según el Sanjay Misra, radiólogo intervencionista en Mayo Clinic y autor principal del estudio, estas células madre adultas, denominadas células madre mesenquimales, secretan factores de crecimiento reparadores que han demostrado ser eficaces en determinados pacientes con FAV. “Las células madre mesenquimales tienen propiedades antiinflamatorias”, asegura, añadiendo que “la inflamación es un problema importante, especialmente en la sociedad occidental, ya que es un rasgo común de muchas enfermedades: cardíacas, vasculares, hipertensión, colesterol alto y cáncer. Todos ellos están impulsados por la inflamación.

Gaceta Médica: Células madre, nueva esperanza para los pacientes en diálisis