La importancia del control de líquidos

El control en la ingesta de líquidos es muy importante en los enfermos renales, ya que según el grado de insuficiencia renal, la acumulación puede tener graves efectos. La cantidad de líquido recomendada depende por tanto del estadio de la enfermedad así como de la causa que la haya provocado. En consecuencia, hay que adecuar la ingesta a las necesidades de cada paciente, teniendo en cuenta también si mantiene o no diuresis (orina) y la cantidad de la misma.

Los pacientes en prediálisis deberán adecuar la cantidad de líquido que ingieren a su estado de hidratación y diuresis.

En el caso de los pacientes en hemodiálisis o diálisis peritoneal es el nefrólogo quien determinará la cantidad de líquido que puede ingerir teniendo en cuenta la función renal residual y la prescripción de diálisis. El objetivo es alcanzar el peso seco adecuado sin que haya una ganancia excesiva entre una sesión de diálisis y la siguiente.

Con carácter general lo más recomendable es beber agua de mineralización débil en lugar de bebidas gaseosas (debido a su contenido en fosfatos) o zumos (desaconsejado debido a su contenido en potasio y en el caso de los diabéticos, además, por su mayor índice glucémico).

Consejos para controlar lo que bebo

En el caso de los pacientes en hemodiálisis y diálisis peritoneal, que pueden beber muy poco líquido, el control de la ingesta suele resultar complicado, sobre todo en épocas de calor que es cuando más aprieta la sed.

Maite Marín, psicóloga de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo, ofrece algunos consejos para controlar la ingesta:

A la hora de trabajar el control de la ingesta de líquidos en el caso de los pacientes en diálisis hay que tener en cuenta varios aspectos:

1.- ¿Por qué bebo? Normalmente se atribuye el hecho de beber al de tener sed, sin embargo esta no es siempre la razón principal por la que bebemos, en muchas ocasiones lo hacemos porque nos lleva a ello la actividad que estamos realizando (actos sociales, encuentros con amigos, etc), o la propia facilidad para beber en cualquier momento del día.

2.- ¿Cómo bebo? Si analizamos lo que bebe cada persona encontramos dos patrones a la hora de beber: uno más o menos habitual y estable determinado por el hábito, y una forma de beber irregular e inestable que depende de varios factores que comentaremos más adelante. El control de lo que bebo va a estar marcado por la capacidad para ajustar ambos tipos de ingesta la habitual y la extraordinaria. Esta última es la más difícil de controlar en la mayoría de los pacientes.

3.- ¿Como me afecta lo que bebo? Al no funcionar los riñones, los pacientes en diálisis acumulan casi todo el líquido que ingieren y sólo lo eliminan cuando se someten al tratamiento. Por eso han de controlar la ganancia de peso interdiálisis, la acumulación de líquidos que se produce con lo que se bebe más el líquido que aporta la comida, menos lo que se pierde (orina, sudor…). El elemento que más suma suele ser lo que se bebe y el que más resta lo que se orina.
Ningún paciente renal en diálisis bebe todo lo que le gustaría. Incluso en ocasiones, aunque los pacientes no beban todo lo que desean, no significa que estén bebiendo de forma adecuada. Lo primero que tenemos que hacer para controlar lo que bebemos es conocer nuestra forma de beber, saber qué cantidad supone en nuestro caso la ingesta habitual y la extraordinaria, así podremos elegir las estrategias más eficaces para controlarla.

Los factores que más influyen en la ingesta son la forma de beber, la respuesta emocional y el control estimular

La forma de beber

Debemos pararnos a pensar en cómo se produce la ingesta, si bebemos de un vaso, de una botella, o directamente del grifo. Si bebemos a sorbos o a grandes tragos. Qué tipo de bebidas tomamos, las bebidas dulces o gaseosas reducen la sed de manera inmediata, pero la aumentan poco tiempo después. Observar la forma de beber nos permite una mejor autovaloración de la cantidad total que bebemos. No es infrecuente ver que muchos pacientes no saben cuánto han bebido, o escuchar cómo la cantidad que dicen beber no se ajusta a la ingesta real. Para ello también hay que tener en cuenta la alimentación, ya que con los alimentos también se puede ingerir una gran cantidad de líquido.

Estrategias para beber menos modificando la forma de beber

  • No beber directamente del grifo
  • Beber siempre en vaso
  • Elegir un tamaño del vaso más pequeño
  • Servirse en un vaso y retirar la jarra o la botella
  • Si bebemos de una botella elegirla pequeña y no rellenarla
  • No abusar del hielo, ni de las bebidas muy frías
  • Beber pausadamente
  • Sustituir algunas bebidas por otros alimentos. Ejemplo, en lugar de un café a media mañana una manzana
  • Reducir cantidades en aquello que podemos para mantener los “caprichos” que más nos gustan. Por ejemplo, aprovechar el agua de la comida para tomar la medicación y así poder tomar el café de después de comer que tanto nos gusta

La respuesta emocional

Cuando estamos alterados emocionalmente por algo nos resulta más difícil controlar lo que bebemos. El aburrimiento es una de las respuestas emocionales que más influye en la sobreingesta. Esto se debe a que es una sensación que se produce durante la inactividad y es más frecuente en casa, donde la posibilidad de beber es muy alta. Realizar alguna actividad, mantenerse ocupado, estar fuera de casa, reduce la capacidad para atender a las señales corporales, incluida la sed, y por tanto nos ayuda mucho a manejar la cantidad de bebida que tomamos. La actividad favorece el control porque además de reducir la percepción de las sensaciones que aparecen en la boca (sed, sequedad…), disminuye la posibilidad de estar todo el tiempo pensando en ello y por tanto ayuda a beber menos. También es frecuente, especialmente en aquellas personas con problemas de control, que los pensamientos o sensaciones relacionadas con beber le provoquen a su vez una alteración emocional, convirtiéndose en una especie de espiral. En el caso de la alteración emocional. Lo ideal es contar con un profesional de la psicología que nos enseñe estrategias de autocontrol.

Estrategias de autocontrol para beber menos

Antes de ver los recursos más eficaces de autocontrol tenemos que comentar lo que es la conducta. Conducta es: lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace en una determinada situación. Cada una de ellas influye en la otra y a la inversa.

Las estrategias de autocontrol van dirigidas a cada uno de los tipos de respuesta: pienso, siento, hago. Las más relevantes son las que van dirigidas al control del pensamiento. Entendemos por pensamiento “lo que me digo”, el pensamiento es el mayor responsable de la alteración emocional, con él me doy ánimo o me desanimo, me siento capaz o incapaz…

Detecta los pensamientos negativos asociados a la falta de control:

  • No puedo aguantar, necesito beber
  • No merece la pena
  • Solo es un poco de agua
  • Si ni siquiera voy a poder ni beber
  • No bebo tanto
  • Es para tomar las pastillas

Y sustitúyelos otros que favorezcan o ayuden a controlar

  • Puedo aguantar sin problema
  • Si aguanto me sentiré mejor
  • Aunque parezca poca agua va sumando

La relajación y la respiración también son buenas estrategias cuando el control de la sed nos provoca ansiedad o inquietud. Un magnifico reductor de la ansiedad es el ejercicio físico que supone además una actividad, la posibilidad de salir de casa y una mejora del estado de general y de ánimo. 

La falta de control estimular

Se denomina control estimular a la capacidad para manejar los estímulos presentes en una situación. Y se define la falta de control como la dificultad para controlar algo en su presencia, en este caso bebo porque veo la bebida. La presencia de bebida aumenta la tendencia natural para beber, ocurre igual con la comida. Es raro dejar líquido en una botella o un vaso cuando se encuentran delante. Por eso, si voy a ver la TV con la botella de agua muy probablemente me la beberé, si llevo la jarra a la mesa beberé más que si solo me pongo mi vaso, si llevo la botella en el bolso, dejar que el camarero rellene mi copa sin fijarme…

También hay que tener en cuenta dónde bebemos. Cuántos más sitios y actividades estén asociados a la conducta de beber más pensamientos relacionados con este tema aparecerán, aumentando la dificultad de manejarlo. No es lo mismo beber sólo en la cocina que beber en cualquier parte de la casa. No es lo mismo beber en la calle que hacerlo solo en casa. No es lo mismo beber cuando hago alguna actividad que hacerlo solo cuando no hago nada.

Estrategias para aumentar el control estimular

Para aumentar el control estimular los recursos que se pueden utilizar son aquellos dirigidos a evitar o reducir la posibilidad de beber en cualquier momento o reducir el dejarse llevar por la presencia del líquido, como es el caso de las situaciones sociales:

  • No llevar bebida cuando vamos a algún sitio, cuando vamos a ver la tele, cuando nos vamos a la cama
  • Demorarnos al pedir una consumición, no pedir los primeros
  • No pedir siempre que pidan los demás
  • Evitar que nos rellenen la copa o el vaso o demorarlo
  • Pedir consumiciones pequeñas o compartirla
  • Acostumbrarnos a dejar algo en el vaso

También es bueno aprender a diferenciar adecuadamente la sensación de sed, porque permite elegir cuándo beber. Si además contamos con la capacidad de graduar ésta correctamente podremos decidir, no solo cuándo si no también cuánto beber.
En la boca aparecen más sensaciones que la sed, podemos sentir la boca seca o pastosa. Es bastante fácil beber al sentir cualquiera de ellas, pero la única que realmente se reduce durante un tiempo razonable es la sed.

Escala para graduar la sed:

Sed Moderada > Puedo esperar
Sed Intensa > Necesito Beber
Sed Muy Intensa > Si bebo me descontrolaré

Estrategias

Reducir la sensación y dar tiempo: por ejemplo enjuagarse la boca, chupar un hielo y tirarlo después
Esperar unos instantes (Dar un tiempo)
Beber si realmente lo necesito

Otras recomendaciones:

  • En caso de fiebre, diarrea o sudoración excesiva aumentar la ingesta de líquidos, consulte siempre con su profesional sanitario de referencia, ya que sus requerimientos hídricos pueden variar.
  • Tener en cuenta siempre que los alimentos también contienen agua, por ello debemos sumar la cantidad presente en estos a la ingerida en forma de bebidas (té, café, sopas…).
  • Saltear las verduras después de hervirlas ayuda a que pierdan el exceso de agua que contienen.
  • Las comidas muy calientes o muy frías pueden provocar mayor sensación de sed. Evitarlas.
  • Al tomar agua, evitar que esta esté muy fría (menos efectiva contra la sed), e intentar hacerlo en sorbos pequeños.