La OMS recomienda reducir la ingesta de sodio para mantener los niveles de tensión arterial en un rango adecuado, así como para disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía coronaria.
Controlar el contenido de sodio en la dieta del enfermo renal es más importante aún, ya que este mineral se excreta por vía renal y, cuando los riñones funcionan mal, es más fácil que se acumulen niveles demasiado elevados en sangre. Por tanto, se recomienda reducir al máximo el consumo de sal en cualquier estadío de la enfermedad, tanto a aquellos pacientes que están en prediálisis, como a aquellos que ya están en hemodiálisis o diálisis peritoneal.
Para disminuir el consumo de sodio se recomienda evitar tanto la sal de mesa, como aquellos alimentos más ricos en sal, por ejemplo:
- Mariscos
- Ahumados
- Platos precocinados o congelados
- Pan de molde, galletas saladas, pizzas precocinadas…
- Patatas fritas
- Sopas y caldos comerciales
- Salsas comerciales
- Embutidos curados, como el jamón o el lomo embuchado
Otras formas de reducir este mineral son: consumir pan sin sal y no colocar el salero sobre la mesa a la hora de comer. Además, se debe evitar el consumo de sales dietéticas o bajas en sodio, ya que contienen una mayor concentración de potasio.
Como sustitución de la sal, se pueden utilizar hierbas aromáticas para saborizar como enebro, cebollino, perejil, laurel, azafrán, romero, orégano, albahaca, tomillo, etc. Es importante no utilizar sazonadores o cubos concentrados de caldo para esta función, ya que contienen gran cantidad de sal.