A nivel mundial, la tasa de muerte por enfermedad renal crónica aumentó un 24 % entre 1990 y 2021, según las estadísticas (sitio web en inglés) publicadas por la American Heart Association (la Asociación Americana del Corazón), una fuerza global que está cambiando el futuro de la salud para todos. El aumento de las tasas de enfermedad renal es una preocupación importante para la salud cardiovascular en todo el mundo.

La enfermedad renal aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, pero hasta 9 de cada 10 adultos estadounidenses con enfermedad renal crónica no saben que la padecen.[1]

“La enfermedad renal es un potente predictor de riesgo, y su tratamiento permite reducir la morbilidad y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares”, afirmó la Dra. Janani Rangaswami, FAHA, voluntaria de la American Heart Association y Profesora de Medicina en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de George Washington University en Washington, D.C. A continuación, explica que existe una conexión entre el “dominio cardiorrenal” (la comunicación entre el corazón y los riñones) y el “dominio cardiometabólico”, que crea una interacción de afecciones coexistentes conocida como síndrome cardiovascular-renal-metabólico (CKM).

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