El Hospital de Bellvitge se unió a principios de 2025 al proyecto ‘Green Nephrology’ (Nefrología Verde) para transformar la atención a la enfermedad renal crónica y reducir el impacto ambiental de los tratamientos, ya que es una de las actividades sanitarias «que más afectan al medio ambiente». Terapias como la hemodiálisis o la diálisis peritoneal requieren un alto consumo de agua y energía, así como el uso de materiales desechables, envasados en plástico y transportados de otros países. También un constante desplazamiento de pacientes, lo que incrementa la huella de carbono.
La doctora Inés Rama, responsable del Programa de Diálisis del hospital, ha destacado que «solo en hemodiálisis, gastamos más de 38.000 litros de agua por paciente y año». Es más, ha añadido que «si el sector de la salud fuera un país, sería el quinto país del mundo más contaminante». La sanitaria ha explicado también que el impacto ambiental de la nefrología es un tema que cada vez preocupa más, «aunque todavía no es una prioridad».